Comienza ahora una época de festejos y celebraciones, de estar con los seres queridos, y, como no, de juntarse todos alrededor de una buena mesa llena de manjares. Buena bebida, buena comida y mejor conversación, dejan paso a unos recuerdos entrañables en familia, pero…¿está nuestro cuerpo preparado para esos excesos?. Mientras todos celebramos por fuera, ¿qué ocurre por dentro en nuestro organismo?.
El aparato digestivo podemos simplificarlo como un gran tubo que comienza en la boca. De hecho es allí dónde comienza también la digestión, tanto mecánica (al masticar, rompemos el alimento en partículas más pequeñas para facilitar su absorción) como química (con la producción de saliva en las glándulas salivares). El alimento caerá a la parte posterior de ésta (orofaringe) y de ahí discurrirá por el esófago. En aproximadamente 15 segundos tendremos el alimento en la puerta del estómago, atravesará una primera compuerta llamada cardias (esfínter superior del estómago) y comenzará a almacenarse en esta gran bolsa donde pasará las próximas 2-3 horas. En ese momento el estómago comenzará a agitar el alimento y mezclarlo con los jugos gástricos para continuar con su digestión a la espera de poder atravesar la compuerta de salida denominada píloro (esfínter inferior del estómago). De ahí comenzará su andadura por el duodeno, la primera porción de los entre 6 y 8 metros de intestino que le quedan por recorrer, dónde se mezclará con los las enzimas provenientes del páncreas y la vesícula biliar para continuar con ese largo proceso de absorción de nutrientes por el yeyuno e ileon (la segunda y tercera porciones del mencionado intestino delgado, respectivamente). Por si fuera poco, tras dejar el intestino delgado, atravesará otra compuerta denominada válvula ileocecal, para proseguir su andadura por el intestino grueso. Ascenderá por el colon ascendente, transitará por el colon transverso y caerá por el colon descendente para, tras discurrir por el sinuoso colon sigmoideo situado en la fosa iliaca izquierda de nuestro organismo, ver la luz finalmente ya sin más nutrientes que absorber y convertida en heces.
¿No has sufrido nunca dolor de espalda tras una comida copiosa?. Con bastante frecuencia en todo este largo proceso, con el tubo repleto de alimento, el músculo diafragma así como la musculatura abdominal presentan dificultades para poder trabajar en condiciones óptimas, y por lo tanto es posible que aparezcan dolores de columna a nivel dorsal, lumbar e incluso de la cintura escapular.
Así pues, mientras celebramos, reímos y comemos, multitud de respuestas se están desencadenando en el interior de nuestro organismo, por lo que, si no queremos sufrir consecuencias indeseables, hemos de vigilar dichos excesos, no sin antes desearnos todos unas felices fiestas.